SÍ A LA CONSULTA POPULAR
Poesía
LOS FANTASMAS Y LAS CIUDADES
Los viejos fantasmas plagan las ciudades.
Entre más antiguas son mayormente infectadas por estos entes.
En las ciudades con el vestigio colonial no queda si no la sangre seca
y el sufrimiento de quienes ayudaron a construirlas.
Son las obras de los muertos
el esqueleto sobre el que reposan
las huestes de vivos que sufren,
las ciudades en general no son más que depositarias,
de un sistema parasitario hacia el campo.
Vivir y morir entre fantasmas,
es algo que al citadino se le da muy bien,
entre las nuevas y viejas edificaciones
que en algún momento no serán más que ruinas,
se agolpan las historias de desconocidos predecesores,
de algunos escuchamos sus ecos,
de otros no queda ni el testimonio.
En las viejas ciudades construidas sobre los pueblos derrotados,
solo quedan vestigios de lo que una vez fue.
Si para los antiguos pobladores Tulcán fue un monumento fúnebre,
para el conquistador no fue otra cosa que terreno para arrasar,
tierra virgen presta a ser colonizada.
Un lugar en el que se hace necesario plantar la bandera,
y así afirmar la derrota al bando perdedor,
demostrándoles que pueden profanar su campo santo.
Popayán está fundida en el destierro del indio,
la dominación del negro obligado a trabajar hasta morir,
y por último, la falsa grandeza del blanco,
que más que blanco, no es más que un desterrado peninsular
cuya lúgubre suerte de pobreza y servidumbre en España,
condicionó su penoso viaje hasta los confines del mundo conocido.
Ciudad antigua, construida sobre huesos.
Ciudad ruinosa, cárcel de los vivos.
CUANDO QUEDE LA POESÍA
Todavía no hemos mirado al ojo del abismo, todavía no.
De aquella oscuridad abismal solo nos llegan los contornos.
La humanidad parece siempre danzar al borde de su aniquilamiento,
pero no logra dar el paso definitivo,
y como toda catástrofe,
lo malo nunca es tenido en cuenta hasta que sucede.
Si esta triste especie lograra ser arrasada, ¿qué testigos quedarían?,
quisiera pensar felizmente,
que los arqueólogos de otras civilizaciones
levantaran una piedra y de esta saliera poesía.
Que todo el horror que nos envuelve
y somos capaces, tanto de producir como de ignorar,
desapareciera en el vacío,
y que el último vestigio que quedara fueran los versos.
Que de todos los idiomas brotara espeso y salvaje
un torrente incontrolable de rimas,
de figuras literarias, de metáforas,
de amores perdidos y quien sabe otras bagatelas.
Que en un mundo que muere,
el arte sea el testimonio de la vida.
Escritos por: Andrés Fernando Gómez Pertuz, paisano de García Marquez (del departamento del Magdalena) estudió antropología en alguna pequeña universidad regional (Unimagdalena), pero de mucho no sirve por el momento. Se dedica a sobrevivir y de vez en cuando escribe uno que otro verso.
UBICACIÓN
Popayán, Cauca, Colombia
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